Tetas, lactancia y emociones
Te proponemos hacer un viaje en el tiempo… ¿Recuerdas cuando empezaron a crecer tus pechos? ¿Cómo te sentías? ¿Recibiste algún tipo de comentario que te molestó? ¿En algún momento sentiste vergüenza por cómo se estaba desarrollando tu cuerpo? ¿Tu entorno fomentó que te sintieras a gusto con tus pechos o quizá tenías que taparte constantemente?
Puede ser que alguna de estas preguntas te remueva o que incluso a día de hoy tu comportamiento se vea condicionado como consecuencia de esas vivencias, ¿te lo habías planteado?
Sin ningún lugar a dudas los pechos, las tetas, los senos, los melones, las peras, las lolas… Y un sinfín de maneras diferentes de llamar a esta parte de nuestro cuerpo, pocas veces pasan desapercibidos, de hecho, pasan por la cosificación del cuerpo femenino, y la mayoría de veces los relacionamos con un tema sexual o erótico, o incluso se utilizan como reclamo publicitario. Aprendemos para qué y cómo funciona el páncreas, el hígado, el sistema digestivo… Pero, ¿y los pechos? ¿Cuándo se nos enseña o se nos muestra la función biológica de nuestros pechos? ¿Qué referentes de mujeres lactando libremente tenemos? ¿Cuántas muñecas hemos visto dando o tomando pecho?
Muchas de nosotras hasta el momento en que buscamos embarazo o nos planteamos la maternidad o ya estamos embarazadas, no empezamos a preguntarnos si nuestros pechos servirán para lactar, si tendremos suficiente leche… De hecho la principal causa de abandono de la lactancia es la sensación o percepción de no tener suficiente leche o de que el bebé se queda con hambre, y esto nos conecta directamente con nuestra autoestima, con la desconfianza sobre la propia capacidad de amamantar a nuestros bebés.
Nos cuestionamos desde el tamaño del pezón, el color del mismo, si tenemos los pechos pequeños, grandes o asimétricos, si nos hemos hecho una reducción de pecho o llevamos prótesis mamaria, incluso ese piercing en el pezón, nos conecta en ese momento con el hecho de si se verá afectada la lactancia o no. Incluso algunas mujeres valoran si la vergüenza de mostrar sus pechos en público va a condicionar la decisión de lactar o no… De repente, la función de nuestros senos nos importa, pero nadie nos ha explicado nunca cómo funcionan. No tenemos ni idea, y desgraciadamente muchas de nosotras hemos tenido pocos referentes cercanos de mujeres dando el pecho.
Por suerte, las cosas están cambiando, gracias a la labor de muchas mujeres que poco a poco y a lo largo de los años, han ido creando y construyendo una red súper potente que lucha por los derechos de las madres, de los bebés, y de la salud global de las personas, favoreciendo que cada vez estemos más y mejor informadas, pudiendo decidir de forma libre qué queremos hacer y cómo lo vamos a hacer.
Y aquí nos encontramos, con un bebé enganchado a la teta (quizá más de lo que imaginábamos) y con nuestra mochila de prejuicios, estigmas, vergüenzas, inseguridades, miedos… Relacionados con nuestros pechos y muchas otras cosas.
De repente, nos convertimos en una mujer que da el pecho y esto ya condiciona muchos escenarios que no nos habíamos planteado y que a menudo pueden resultar curiosos (o incluso cómicos). Pasamos de esconder nuestras tetas a estar todo el día con las tetas fuera, a tocarlas constantemente, y esto en casa puede resultar más fácil, dentro de la intimidad y la seguridad, pero ¿qué pasa cuando están delante mi suegro, mi padre, un compañero de trabajo o incluso mi jefe? ¿Y si estoy fuera de casa? ¿Me siento cómoda? ¿Se siente cómodo el entorno? ¿Habéis observado las reacciones de la gente de vuestro alrededor? En muchas ocasiones podemos percibir incomodidad, claro, para muchos siguen siendo “las peras”, esa parte del cuerpo sexual, “le estoy viendo las tetas a mi nuera, a mi trabajadora, o a esta desconocida”. Y esas miradas que juzgan, que se incomodan, que no son miradas cómplices, y que no nos hacen sentir bien, nos pueden condicionar a la hora de amamantar a nuestra hija, y buscar las mil y una formas de dar el pecho para que no se nos vean las tetas, de ir corriendo de un lado a otro para que no pida teta y me pille en medio de la calle.
Y, ¿qué pasa a nivel sexual y con mi pareja? Muchas mujeres dejamos de ver nuestros pechos como un elemento erótico o sexual, las tetas pasan a ser el alimento del bebé, y por lo tanto, son propiedad privada del pequeñx. A muchas nos puede resultar desagradable que nos toquen los pechos cuando mantenemos relaciones sexuales o en una situación erótica, puede que aquello que nos gustaba antes de ser madres, ahora nos resulte desagradable o que ese tocar el pecho rompa el momento íntimo con la pareja y te conecte directamente con tu bebé.
Y, ¿qué pasa cuando llegamos al orgasmo? ¡SORPRESA! Puede empezar a salirnos leche de los pezones por la subida de los niveles de oxitocina que también se produce cuando tenemos un orgasmo. Esto puede generar diferentes sensaciones: puede incomodarnos, puede resultarnos muy excitante, o puede entrarnos un ataque de risa.
También podemos sentir una sensación muy similar a la excitación sexual mientras amamantamos a nuestrx hijx, y, ¡eso sí que puede sorprendernos! Muchas mujeres lo viven con vergüenza, en secreto o con mucha culpa. Cuando lo que está pasando no es una excitación sexual como tal, es una respuesta del cuerpo que reacciona a una estimulación agradable y placentera sin connotaciones sexuales. Placer y sexo no tienen que significar lo mismo. Perdemos de vista que la lactancia forma parte de nuestra vida sexual y reproductiva, igual que el embarazo y el parto. Y ante una estimulación, el cuerpo, responde de forma natural.
Y en medio de este huracán de sensaciones, emociones, situaciones y sentimientos relacionados con nuestras tetas, un día conectamos con lo que eran antes y puede aparece de nuevo la preocupación que hacía tiempo no aparecía: ¿volverán a ser eróticos mis pechos?, ¿le gustarán a mi pareja?, ¿cómo me quedarán después de la lactancia?, ¿se me van a caer los pechos?, ¿volveré a sentirlos igual?…
No pretendemos que todas las mujeres vivamos igual la lactancia, ni mucho menos, queremos animaros a reflexionar sobre qué es lo que te hace sentir incómoda, qué es lo que condiciona tu manera de vivir la lactancia, qué prejuicios sobre nosotras mismas se están poniendo en juego o de manifiesto, cómo nos han educado y cómo vamos a hacerlo nosotras… Quizá si todas hacemos este viaje en el tiempo que os proponíamos al inicio y miramos hacia atrás, podemos analizar de dónde venimos y cómo estamos viviendo o cómo hemos vivido nuestra lactancia, si todas valoramos este camino, nos empoderaremos para sentirnos seguras de hacer con nuestras tetas lo que nos dé la gana, libremente, sin imposiciones de ningún tipo.

Mariona Busto
Psicóloga perinatal
Leave a Comment